miércoles, 31 de agosto de 2016

El punto G del Alma

Hay canciones que tocan el punto G del Alma, que cuando las escuchas te desmontan y te dejan en pelotas emocionalmente. Fluyen entrando dentro de ti, suavemente, despacito, y llegan a una parte de tu alma haciéndote sentir vulnerable, te llevan a un estado hipnótico en el que tus emociones implosionan y te transportas a otra dimensión donde todo va más despacio y la vida no pasa, se siente.

Hacer un favor, darle al "pause" de vuestra vida por un momento, y darle al play de este vídeo, de esta canción. Dejar todo en silencio, parar el tiempo, y no penséis en nada, simplemente dejar que la música y las imágenes entren dentro vuestro y lleguen al punto G del Alma. Disfrutarlo, sentirlo.



It was a big big world, but we thought we were bigger....

sábado, 28 de mayo de 2016

UTBCN Speed Trail 21km: Aunque hoy ha llovido, hay camisas al sol

Viernes 24 de Abril del 2015, subo a Begues con mis hijos al salir del cole a recoger los dorsales de la Ultrakids que van a disputar al día siguiente. No hay mucha gente, pero hay algo en el ambiente que me comienza a atrapar.



Sábado por la mañana, veo alguna de las salidas de las diferentes distancias de la ULTRA mientras espero que sea el turno de correr de mis hijos, una semillita se ha plantado en mi cerebro.

Mis hijos con Luis Alberto Hernando, Campeón Mundial de Ultra Trail Skyrunning.

Sábado por la tarde, bajo con mi hijo pequeño a jugar a fútbol mientras a través del whatsapp, en el grupo de amigos del Gavà Triatló con los que suelo entrenar, vamos haciendo seguimiento de David, que está realizando la UTBCN en la distancia de 100 kms. Juego con mi hijo, pero tengo la cabeza en otro sitio, viendo que un compañero le había acompañado durante unos kms para hacerle compañía, pienso que como no se me ha ocurrido hacer lo mismo, pero ya es demasiado tarde. O no. No recuerdo si mi hijo colgó la pelota o se dio un golpe, el caso es que subimos antes de tiempo a casa, y haciendo cábalas de tiempo y lo que le quedaba, tenía una oportunidad de acompañarle los últimos kms. Él me vino a acompañar en el running cuando acabé mi primer Half Ironman y tenía una deuda pendiente. Decido jugármela a ver si estoy a tiempo, me cambio, cojo el coche y me voy para la ermita de Bruguers, que es el último avituallamiento. Al cabo de un rato aparece, muy entero para llevar más de 90kms en las piernas, y le acompaño los últimos kms.

Se hace de noche, y corriendo por la montaña sólo con la luz del frontal, siento una magia, algo imposible de explicar, de describir, un sentimiento que tenemos muy a menudo cuando somos pequeños, y que a medida que nos hacemos mayores cada vez nos cuesta más encontrar, de sentir. En ese momento supe que algún día yo haré esa carrera.



Desde entonces la semillita en mi cerebro fue creciendo y tomando forma, quería estar al año siguiente en esa carrera, en la distancia de 70km, y poder volver a sentir esa magia. Quedaba un año, había tiempo para prepararla. O no. Pasan los meses y las posibilidades y las ganas de entrenar disminuyen. Desde el nacimiento de Noa y el comienzo del colegio de mis hijos y sus competiciones, entrenar es cada vez una misión más difícil de cumplir. Creo que para esta nueva entrega de "Entrena como puedas" han cogido al mismo guionista que la de "Misión Imposible". A medida que se acerca la fecha me quito de la cabeza hacer la distancia de 70 y opto por la distancia maratón. Pero tampoco estoy preparado para hacer esa distancia en condiciones después de arrastrar molestias en el gemelo desde Enero, y después de pensar en no apuntarme, tomo la decisión correcta y me apunto a la de 21km, no me podía permitir no asistir a la cita.


Viernes 29 de Abril del 2016, ha pasado un año intenso en mi vida sin casi darme cuenta. Subo sólo a Begues a buscar los dorsales, hace una tarde desapacible, desangelada, a la hora que voy no hay ambiente, no siento la magia. Recojo el dorsal como si fuera algo rutinario, otro check list a añadir a la lista interminable de tareas que tengo que hacer durante todos los días. Por la noche preparo las cosas mientras miro antes de irme a dormir el briefing de la carrera por YouTube, como el mal estudiante que estudia a última hora. Había hecho los días antes una lectura en diagonal del perfil de la carrera, y según veía ahora en el vídeo, iba a ser más duro de lo que me había pensado. Tantas cosas por hacer a lo largo de los días, que la carrera se había convertido en "una cosa más para hacer", más que una ilusión. Me da igual el perfil, estoy cansado, yo sólo quiero dormir.


Sábado a primera hora, las predicciones se cumplen y cae una fina lluvia. Mallas largas o cortas?. Cortas y que sea lo que Dios quiera. Me encuentro puntualmente con Joan, vecino y padre de un compañero de club de mis hijos, que va a realizar la maratón, para subir a Begues. Subimos casi en silencio, de banda sonora llevamos una música tranquila y el ruido suave de la lluvia y el ritmo acompasado del limpiaparabrisas. Tenemos un invitado que ha venido a aguarnos la fiesta, la lluvia, pero como diría la canción "aunque hoy ha llovido, hay camisas al Sol". Vamos bien de tiempo, yo demasiado bien, ya que yo salgo una hora más tarde. Estoy tan acostumbrado a ir siempre corriendo a los sitios, que cuando tengo tiempo de sobra me colapso, no hago más que buscar el botón de avanzar el momento hasta llegar hasta lo siguiente importante que me toca por hacer. Se que en un momento u otro antes de la carrera tendré que ir a hacer mis necesidades, a cagar, vamos, pero quiero retrasarlo todo lo que pueda para tener que ir varias veces. Veo salir la distancia maratón, una hora por delante para terminar de dejar la mochila y evacuar cosas de mi cuerpo. Falta casi media hora y llaman para hacer la revisión de material. Es la primera Ultra que hago y decido ir de los primeros, por si me he dejado algo o sale algún contratiempo. Agua, móvil, geles marcados con el dorsal: correcto, puedes pasar. Falta mucho para la salida y me estoy meando otra vez. Meando mucho. Salgo a buscar un sitio para hacerlo? Pasan los minutos, como puede ser que habiendo ido al lavabo hacía poco tenga esta necesidad tan grande?. Decido salir, me la juego, hay tiempo. Buena decisión. Falta poco para la salida, el speaker le quiere dar un tono épico diciendo que nos va llover durante la carrera. No nos lloverá en toda la carrera, como diría el chiste "vaya mierda de adivino". Me da bastante igual si llueve o no, sólo intento poner en marcha un podcast para escuchar durante la carrera. Nunca oigo música en las carreras para sentir el ambiente y centrarme en la carrera, pero en esta me apetecía, como el niño que le pone mucha salsa al plato que no le gusta para hacerlo más llevadero.

Salimos, no llueve. Primeros metros por el pueblo al trote, no hay prisa. Al poco comienza la subida, primero leve, pero poco a poco va aumentando el desnivel. He venido con la idea de "un día en la montaña", más que una carrera para sufrir, pero quiero intentar correr la mayor parte que pueda del recorrido, y más al poco de comenzar. Llevamos un rato subiendo, y de repente me doy cuenta de que no hay mucha diferencia de ritmo entre uno que va andando a mi lado y yo. Me sentía estúpido viendo que íbamos a un ritmo parecido y finalmente opté por andar también un poco, lástima porque la subida estaba a punto de terminar. Después de bajar y sumar km's, llegamos a primer avituallamiento en el km 6 aproxidamente, justo antes de comenzar la primera subida importante, la Morella. Se forma un cuello de botella en el que obligatoriamente has de comenzar la subida en fila india. Esperando parado mi turno para empezar la subida es donde me comencé a dar cuenta de que es una carrera diferente: olvídate del crono, esto es la montaña. Ir en fila sin poder avanzar tiene sus ventajas e inconvenientes: te agobias por no poder pasar al de delante y te sientes incómodo por si estás entorpeciendo al de detrás. Por otro lado te da paz interior, no te sientes culpable por no correr, se trata sólo de relajarse y disfrutar del paisaje. Llevamos un buen rato subiendo tranquilamente y por momentos me veo apareciendo el tío ese que dice "montamos una mesa o que?". Son varios km's  de subida, y ya no sé si estoy en una carrera o en una excursión con mi familia buscando un descansillo con buenas vistas para sacar el tupper y el bocata. Como no llevo bocata, me tengo que conformar con un gel. Culminamos la primera subida, y el comienzo de la bajada también se ha de hacer el fila y con mucho cuidado de no resbalar por el fango que se había formado por la lluvia. Luego la zona de bajada se amplia y bajando a todo trapo me siento y disfruto como un niño pisando charcos. Como en la vida, hay que disfrutar en las bajadas, que ya vendrán las subidas para sufrir. Paso el ecuador de la prueba, miro el reloj y veo que mis previsiones de tiempo las había hecho sin pensar mucho en el perfil. Hay algunos tramos de subida, que si que se pueden hacer corriendo, pero mi mente se ha relajado andando en la anterior subida y ahora me cuesta mucho correr todo el rato, alternando trotar y andar algunos tramos. En una de las bajadas, hay una vista preciosa, voy juntos a dos guiris. "It's so beatiful!!" le salió de dentro a uno, "Yeah! its true!" pensé para mi....bueno no, en realidad pensé, "coño!, pues es verdad!". Realmente, el entorno es una pasada, a veces tiene que venir alguien de afuera para recordarnos lo bonitas que son las cosas. Como diría mi amigo Paco, vivimos en un entorno privilegiado. Unos km's más tarde llegamos a la última subida importante, cada vez me noto más cansado y comienza los primeros pensamientos negativos, eufemismo de "comenzaba a estar hasta los cojones de subir y subir". Se me ha acabado el agua, normalmente hago salidas de unos 15 kms y no llevo agua, así que había cargado la mochila de hidratación con muy poco agua, error de principiante. No paro de chupar el tubo, pero ya no sale nada de agua, por lo menos me entretengo un rato haciendo el tonto, como el que sorbe una pajita en un vaso vacío. Llegamos al último avituallamiento, faltan pocos kilómetros, veo que hay mucha gente y decido pasar de largo y finiquitar ya el tema, tenía ganas de acabar ya. Eso si, asegurándome que cogía el camino correcto para la distancia Speed, porque allí se bifurcaban las diferentes distancias y no estaba yo para perderme, que con lo despistado que soy no es nada descartable. Los últimos kms se hacen eternos, se estiran como un chicle, menos mal que la parte final es en bajada. Km 21 y aún no hemos llegado al pueblo, "arbitro la hora!", que rabia da que el reloj te marque la distancia de la carrera y aún te falte para llegar. Tenía tantas ganas de llegar, que mientras voy pensando que como me venga uno a darme un folleto de otra carrera cuando llegue a meta, se lo hago tragar, entero. Entro en el pueblo y busco a mi familia que venía a verme, pensar en verlos en meta siempre me alivia un poco el sufrimiento final de las carreras. Últimos metros con mis hijos, otra meta más cruzada, otra experiencia más vivida.



El año que viene, si todo va bien, volveremos a darle una vuelta de tuerca para hacer la maratón e ir cogiendo experiencia y preparación para algún día dar el salto a las siguientes distancias, la de 70 km y la de 100 km.

Por que yo sé que la magia existe, porque yo la sentí, porque la quiero volver sentir.

Y por que como siempre me dice mi padre, "Hijo mío, espero que no se te meta un día en la cabeza tirarte por la ventana, porque se que lo harás". Porque una vez plantada una semilla en mi cerebro, se que algún día florecerá, verdad Noa?.

Reportaje Teledeporte UTBCN 2016
https://www.facebook.com/UltraTrailBCN/videos/1211719255535727/

lunes, 4 de abril de 2016

Adiós Amigo

Recuerdo perfectamente la primera vez que te vi, pequeñito, en una bolsa de Zara y lleno pulgas. Pelo negro color tizón y unos ojos color miel preciosos.  Ese mismo día se nos estropeó el coche, ya está, los gatos negros traen mala la suerte. Pero no, sólo me trajiste mucho cariño, un poco de trabajo y algún que otro conflicto familiar.

Fuiste como nuestro primer hijo, contigo tuvimos que aprender a cuidar de alguien que no sea a uno mismo. Aprender a darte de comer, a limpiarte, a aleccionarte (aunque siempre me acaba llevando broncas por ser muy blando contigo). No sabíamos aún lo que era tener un hijo y tu ocupaste ese rol y te quisimos. Aunque el tiempo nos lo haya hecho olvidar un poco….si, te quisimos mucho.




Hemos vivido momentos muy bonitos, algunos muy hilarantes, como tener que saltar a la terraza del vecino en calzoncillos en pleno verano por la noche, porque eras tan pequeñito que aún no conseguías saltar de vuelta. O tener que ir a casa de otro vecino y decirle a su hija que estaba buscando su periquito extraviado, que habíamos encontrado sus plumas en nuestro lavadero….y nada más que las plumas….




Me han quedado muchas cosas en el recuerdo tuyas, que me fueras siempre a recibir, que te tumbaras en el suelo todas las mañanas para que te acariciara mientras se hacía el café, tumbarme a hacer la siesta contigo al lado, o que que me despertaras como un reloj a las 6:30 incluso los fines de semana aunque para ello tuvieras que saltar encima mío o darme manotazos en la cara. Hasta que un maldito sofá pasó a ser más importante que un ser vivo y tuvieras que dormir encerrado en el lavadero todas las noches. La verdad es que desde que no me despertabas, madrugo menos , hago menos deporte, soy un poco menos feliz.

Se que seguramente te fuiste por viejo, pero me parte el alma pensar que te dejaste ir por pena, porque ya no te hacíamos tanto caso, porque éramos tantos ya en casa que parecía que no podía haber cariño para todos y tu te quedabas con muy poquito. Porque en esta mierda de vida que a veces vivimos a toda prisa, parece que no había sitio para las caricias, para jugar contigo un rato, para agacharte un rato a acariciarte sin estar pensando que hay otras cosas "más importantes" que hacer. Porque en esta vida, las caricias, los abrazos, parecen  que tienen que estar cronometrados, medidos, cuando en realidad deberían ser momentos en los que se pare el tiempo, en los que no exista nada más que ese sentimiento tan profundo que sólo se siente en ese instante.

Primero fuiste como mi hijo y luego fuiste mi amigo, porque 14 años son muchos años juntos, muchos momentos, muchas vivencias, mucho cariño como para que se vaya para siempre. Una parte de mi se ha ido contigo, una parte de mis sueños de una nueva vida que la casualidad hizo que comenzáramos juntos. Una parte de mi vida se ha ido con tu con tu ausencia,  pero conmigo se quedará siempre tu recuerdo.

Daría lo que fuera por poder haber podido pasar unos últimos instantes contigo amigo mío, darte un abrazo y despedirme como te merecías, como yo te quería.


Adiós amigo mío.





Para despedirme, te dedico está canción. La letra no tiene relación con esta historia, pero es una de las canciones más bonitas que he escuchado en mi vida y me apetecía ponerla.