sábado, 25 de marzo de 2023

Half Calella: el abrazo que no te pude dar

La crónica del Half se había quedado en borrador durante más de un año, el otro día, después del día del padre, decidí terminarla, se lo debía, me lo debía. 

Esta no será una crónica de nadar, ir en bici y correr. Ni será una crónica de tiempos. Porque hace tiempo que las competiciones pasaron a ser caminos sin un final, sino zanahorias para seguir buscando algo que nunca llega, porque el destino es el camino. Pasaron a ser algo a lo que agarrarse para que la maquinaria de la vida siga en funcionamiento.

Año 2020, ese número tan bonito y redondo para un TOC como yo amante de la simetría, era la fecha que estaba en mi mente desde hace años para hacer mi primer IRONMAN. La edad de mis hijos para ese 2020 y mi ritmo de vida, pensaba que me permitirían poder preparármelo y hacerlo en condiciones. Pero a mi edad, y aún no había aprendido que los planes a menudo no son más que un mero entretenimiento para nuestra mente, un pasatiempo a veces para alimentar nuestras excusas, y otras para soñar. En este caso un poco de las dos cosas.

Hace tiempo me dijeron que en un Ironman pasa siempre lo que no te esperas, y lo que esperas no pasa. Al final la vida no deja de ser una paradoja parecida a un IRONMAN, y así fue 2020. Un año en el que de repente parece que estábamos dentro de una película, en el que los protagonistas, los que teníamos que salvar el mundo, éramos nosotros. En mi caso, a mi historia el guionista le dio por hacerlo un drama con giros de guion con un final que nunca habría pensado que se daría. Mi padre era mayor, sabes que habrá que un día en que no estará, pero como quien quiere dormir un poquito más en la cama, así quería yo disfrutar de mi padre. Sabes que te tienes que despertar en algún momento pero te das media vuelta y te das 5’ minutos más de felicidad entre las sábanas. Así habían sido mis últimos años con mi padre, disfrutando de su compañía, de sus conversaciones, de su tiempo con mis hijos, de esos 5’ más. Y por mucho que sabes que un día no estará, por mucho que sabes que has podido disfrutar de él más de lo que esperabas, no se está preparado. El guionista de la vida quiso que no me pudiera despedir de él, que no le pudiera dar un último abrazo.

 

La muerte de un ser querido desata muchas cosas en tú interior, algo de lo que me gustaría escribir en otro post. En mi caso, fue doblar la esquina que algún día sabes que vas a girar, un punto de inflexión en que la mochila de los recuerdos comienza a pesar, y lo has de aprender a gestionar sobre la marcha. Pasados los primeros meses de su perdida, una vez llegó el invierno entré en un estado, en el que no me apetecía hacer nada. Pero la vida no funciona así, has de mover el culo, porque aunque lo que te apetezca es no hacer nada, todo sigue girando, y has de seguir currando y cumplir con tus obligaciones. Hay que seguir dándole a los pedales para que la vida siga. Así que el bloqueo y la desgana sólo se adueñó de mi en lo único dónde me lo podía permitir, a la hora de hacer deporte. Entré en una dinámica en la de dejar de hacer deporte y comer más, mala combinación. Y ahí es donde entra el buscar algo a lo que agarrarse, y la única manera que sabía como hacerlo, era apuntándome a una competición. Así que en Diciembre del 2020 decidí apuntarme al Half Ironman de Barcelona, ya había participado dos veces anteriormente, y por fechas “a priori”, tenía tiempo para poder prepararlo en condiciones. Cuando alguien ya no está con nosotros, tenemos la necesidad de poder rendirle un homenaje, demostrarle lo importante que fue para nosotros, que se pueda sentir orgulloso de nosotros, y sobre todo, poder seguir teniendo un vínculo con él, que la presencia física sea sustituida por una conexión que me gustaría pensar que es del Alma. La preparación y finalización del Half, era mi pequeño homenaje que le quería ofrecer. Para mi, cruzar la meta era mi manera de poder darle el abrazo que el covid me quitó.

 

Me apunté en Noviembre, quedaba casi un año y una operación de hombro pendiente y sin fecha. Así que al grito de “hay tiempo!”, fue pasando el tiempo sin hacer nada. Primero los Navidades, el clásico “en Enero empiezo”, y después, por suerte vino la esperada operación de hombro para intentar arreglar lo que se pudiera de una lesión de hacía casi 30 años, y que me ha pasado factura desde entonces. La operación fue bien, pero la preocupación por saber como te recuperarás, como se quedará tu hombro y si podrás volver a hacer ciertas cosas, no ayudaba a conseguir salir de ese estado de tristeza/desidia, no sabría como definirlo. Con el brazo en cabestrillo, sin hacer deporte, me dedicaba con el brazo bueno a comer para calmar la ansiedad. Cuesta abajo y sin frenos, pero con muchas ganas girar el volante y ponerme manos a la obra con la recuperación del hombro y la preparación del Half. Pero por suerte en la vida, después del invierno, llega la primavera. Me apunté al gimnasio, no hay nada como pagar algo para motivarte a no tirar el dinero. Comencé a hacer pesas para recuperar la musculatura, a nadar, a ir en bici, a correr…..todas esas cosas que se suponen que se han de hacer si quieres hacer un triatlón. Llevaba casi 2 años sin nadar, el primer día hice 700m, parando a coger aire cada 100m, por la tarde me encontraba hasta mal del “sobreesfuerzo”. Al día siguiente ya pude hacer 1.000 m, y al llegar yo todo orgulloso, uno de mis hijos me dice, “Papa, para el Half deberías nadar 2.000m como mínimo cada vez”. Joder, ya lo sé, pero si casi muero ayer con 700m!.

El entrenador de mis hijos (gracias Carlos) me pasó un entreno que tenía de 16 semanas para preparar un Half, y justo me quedaban 17, perfecto!. Me puse manos a la obra, e intentaba cumplir casi todo, aunque es como cuando uno comienza a escribir, al principio muy recto, luego se van torciendo los renglones…..pero creo que entrené bien dentro de mis posibilidades.

Los entrenos fueron una buena manera de conectar con mi padre, siempre fue una persona esforzada y trabajadora, y ahí estaba siempre en mi cabeza, en mis pensamientos, para ayudarme a ser constante. Mis hijos sabían que para mí hacer el Half, era algo más que simplemente nadar, ir en bici y correr un día, así que me acompañaron en muchos entrenos, querían mucho a su abuelo, y era una manera que teníamos de seguir todos conectados.


 

Mi gran preocupación, como siempre, era la natación. Así que es lo más tiempo le dediqué, pero esto del triatlón, es como querer taparte con una manta que no lo cubre todo, si tiras de un lado, el otro se queda en pelotas, y la bici y el correr se me estaban quedando al descubierto. Así que moviendo la manta de un lado para otro, intentando estirarla todo lo que podía, poco a poco fuimos avanzando en la preparación.


Todo iba bien, hasta poco más de un mes para el día de la prueba. Era un viernes, y me dio por mirar el recorrido de la natación, que lo acaban de colgar. Primero salían los del Half, y a los 5’ salían los del Ironman, y de repente me golpeó el recuerdo de mi último Half en Vitoria. Allí salimos primero los del Medio Ironman y a los 10’ salieron los del Ironman, lo que provocó que en el giro de la última boya antes de salir me pasaran todos por encima y casi abandono. No lo hice porque me costaba lo mismo finalizar la natación que ir a buscar ayuda, para que nos vamos a engañar.

 

A pesar de ser la vez que mejor estaba en natación, no le había dedicado tiempo a nadar en aguas abiertas, craso error. Ese mismo día se activó en mi el botón de alarma,  decidí irme por la tarde a nadar yo sólo al Canal Olímpic de Castelldefels, que lo tengo al lado de casa. Una recta de 1.000m en la que vas nadando en paralelo justo al lado del borde del canal, con algún muelle entre medio. Un plan perfecto, tan imperfecto como todos los planes. Me puse el neopreno (que llevaba mucho tiempo sin ponérmelo), me lancé para nada los 2.000m de rigor, a los pocos metros aunque estaba nadando bien, comenzó a agobiarme la opresión del neopreno, hasta que llegué al primer muelle que está a 200m, y ahí me subí y me quedé sentado un rato, pensando que hacía allí, comenzaba a entrar en bloqueo. Acabé nadando apenas 1.000m y al acabar me quedé de nuevo sentado en el muelle de inicio. Bloqueado. Entré en un bloqueo como nunca me había pasado. Difícil de describir, y de entender. De 100 personas a las que se lo contara, 101 no lo entenderían. Y yo tampoco. Ahora en perspectiva, se porque fue. La carga emocional que llevaba asociada la prueba era demasiado grande, y no la supe gestionar. 

 

Pensé que sería algo puntual, no lo fue. A partir de ahí, toda la preparación donde había disfrutado mucho, se convirtió en un agobio. De repente no quería hacerlo, era mi 4º Half y nunca me había pasado. En mi mente se instauró el NO QUIERO HACERLO. Me había comprometido a hacerlo en recuerdo a mi padre, pero otra parte de mi no quería hacerlo, lo que aunque suene extraño, me bloqueaba más. La parte final de la preparación de un Half requieren muchas horas de entreno, tiradas largas que te quitan tiempo de estar con la familia, y no paraba de pensar que hacía haciendo kms dejando de la lado otras cosas. 

 

Siempre duermo sin problemas, pero me costaba dormir por las noches, se que algo tan absurdo como pasar unas horas haciendo deporte, porque al final un Medio Ironman no es más que eso, pero el stress del trabajo, del día a día y de la preparación me estaban afectando demasiado. 

 

Cuando uno no quiere hacer una cosa, busca la puerta de salida por todas partes, yo no era capaz de encontrar una digna. De repente me acordé, que cuando te inscribías, al haber habido el tema de la pandemia de por medio, daban la opción de hacer el Half sin la natación, y lo que en su momento me pareció de lo más absurdo, fue al clavo al que vi la opción de agarrarme. Para optar por esa opción había que avisarlo con 15 días de antelación a la prueba, no podía tardar mucho en tomar la decisión. Hablé con Max, mi hijo mayor que hace triatlón, que me acompañara a nadar al mar el día de antes de finalizar el plazo, para acabar de tomar una decisión. Fuimos a nadar a la playa, hacía un día con un poco de lluvia, pero no había otro opción. Nadamos un rato, el agua estaba llena de medusas, lo que a mi es algo que no me importa mucho, pero a mi hijo si. Yo me encontraba muy a gusto nadando, poder compartir ese rato con mi hijo valía oro, y no me preocupaban las medusas….pero a él si le agobiaba. Finalmente nadamos poco rato y nos salimos sin haber cumplido lo que queríamos hacer. Ya en la playa, charlamos un buen rato, le expliqué mi decisión de acogerme a la opción no hacer la natación en el Half. Se sentía mal por no haber cumplido su parte de nadar todo lo deseado esa mañana, así que me propuso ir a nadar al canal olímpico por la tarde y hacer los 1.900m que tocaban. Por la tarde fuimos a nadar, y pasamos un rato muy agradable nadando en el canal, me sentía bien, e ir acompañado a su lado durante el trayecto fue un momento mágico, ser padre muchas veces es una mierda, pero en ese instante te sientes afortunado de poder compartir esos momentos con ellos. Hicimos los 1.900m en 39', estaba preparado de sobra, pero mi decisión estaba tomada. Iba a hacer la prueba, porque no podía dar marcha atrás, pero no iba a hacer la natación.






La semana de antes mi madre me dio una medalla de mi padre, quería llevarla el día de la prueba para que me acompañara. Al llegar a casa, de la emoción que sentía, no era capaz de ponerme la medalla, me tuvo que ayudar mi mujer. La carga sentimental que llevaba era muy grande, esa carga es la que me estaba bloqueando.  No era una cuestión de nadar, ir en bici y correr.


Mi padre era de Montilla, un pueblo de Cordoba, igual que mi madre. Da la casualidad que su club de triatlon es de los mejores de España, así que para la competición había encargado un traje del Montilla Triatlón con los apellidos de mi padre, y de mi madre. Para mi no era sólo un homenaje a mi padre, también lo era para mi madre.


 

Y llegó el fin de semana de la prueba. Salimos para Calella sábado a primera hora, no voy a hacer la natación, pero decido llevarme el neopreno por si puedo nadar un rato el sábado antes de la prueba. Absurdo, lo sé. Absurdo como el bloqueo que tenía.

 

Hacía buen día, y la mar perfecta, la mar soñada para un día de competición. No tener que nadar me hizo ir muy relajado ese día, disfrutando del ambiente de Ironman y de mi familia. Por tema COVID no podía entrar la familia a recoger dorsales, al recogerlos me comenta el voluntario, que si quiero hacer la natación, que no habría problema, me hacen una solicitud en un momento y solventado. Estoy un rato dudando, se me pasa por la cabeza hacer la natación, no decirles nada a mi familia y que sea una sorpresa el Domingo. Un giro de guión de peli de sábado por la tarde a la hora de la siesta, que hubiera sido bonito. Pero ya había tomado una decisión, y además sabía que si decidía nadar, se torcería el día. 





Mis hijos llevaban días diciéndome que un famoso instagramer y youtuber, un tal Jose Maria Lopez (@josemaria_lpz), estaría ese día haciendo el Ironman, y yo la verdad ni idea en ese momento (ahora ya lo sigo y me he dado cuenta que todo el mundo lo conocía). La casualidad es que Kilian, compañero de mis hijos en el equipo de triatlón, es quien le iba a grabar los vídeos que luego publicaría en redes sociales. Así que nos lo presentó el sábado, y Hugo tan contento de hacerse la foto con él. Después su madre, muy maja, estuvo viendo toda la competición con mi familia.





Domingo por la mañana, mis hijos mayores me acompañan a primera hora a la salida. Disfruto mucho del camino entre el hotel y los boxes, otro regalo de la vida, poder compartir ese momento con ellos. Si el mar el día anterior estaba perfecto, ese día era de los peores que he visto para una competición. Por momentos se pensó en anular la natación para todo el mundo, al final hicieron un paripé de entrar y salir del agua, tanto para la distancia Half como Full, supongo que no hacer la natación daba mal imagen a la marca IRONMAN después de haberla suspendido recientemente en varias pruebas.



Ya en boxes, después de dejar las cosas, pregunto como va lo de la salida para los que hacemos la natación. Nadie sabe como va, al final éramos 30 mataos, que realmente no sabían que hacer con nosotros, yo creo que ni habían pensado como hacerlo. Después de un rato de los jueces deliverando, que parecía sacado de un vodevil, deciden que saldremos en fila, de uno en uno con diferencia de 5 segundos (creo, ha pasado tiempo y no me acuerdo).

 



Hay que esperar a que los que han hecho la natación salgan del agua, son pocos minutos, porque han debido al estado del mar, han decidido hacer y un circuito de unos 600m tanto para el Half como el Full Ironman. 


Me toca el turno, pillo la bici y primero a callejear por Calella hasta salir a la carretera, un poco extraño todo, entre subirme seco directamente de la bici, e ir con un montón de gente animando por la calle, cuando normalmente salgo de los últimos del agua y voy casi sólo acompañado de algún globero como yo.





Una vez en la carretera, en los primeros kms somos tantos que si no lo evitas, es difícil no caer en el drafting. Digo difícil, no imposible. Yo en ningún momento me puse a rueda de nadie, me ponía a un lado cada vez que tenía alguien delante, y problema solucionado. No por nada, al final la gracia de la media distancia es que eres tu sólo, no tiene sentido ponerte a rueda para sacar una mejor media y llegar más descansado al correr. Además, el que me conoce sabe que no se si saltarme un semáforo en rojo. A la ida hace mucho viento, no recordaba alguna salida en bici con tanto viento, por momentos vas pensando, que alguien cierre la puerta por favor!. Pero no me quejo, no tiene mucho sentido quejarse cuando las cosas van en contra. igual que no decimos nada cuando no van a favor. Como esta parte de la crónica la estoy escribiendo a posteriori con mucho tiempo entre medio, sólo recuerdo algunas cosas. Cuando hago cosas de media-larga distancia, me dedico siempre a pensar en tonterías, no soy bueno en casi nada, pero esto se me da bastante bien. Así que recuerdo que tenía muchas ganas de orinar, y que pensaba en los diferentes grados de sufrimiento. Tener ganas de orinar en la escala de dolor, por lo menos para mi, está por encima del dolor de piernas en la bici. Pero claro, luego siempre alabamos al que se esfuerza y lo da todo, pero no al que se aguanta tanto rato meandose encima. Nadie dice, mira que campeón que se estuvo 5 horas con ganas de ir al lavabo!. En fin, lo dicho, pensamientos absurdos que siempre ayudan a pasar el rato. También me entretengo mucho viendo a los otros participantes, e imaginando su historia, su motivación  para ese día, como diría la canción "que harán en su tiempo libre". El circuito tiene fama de ser rodador y llano, que no digo que no, pero hay momentos que dices, esto no parará de subir y bajar, que yo no lo veo tan llano. Antes del punto de giro, hay una pequeña subida, la bajada la disfruto acoplado. Pero como todo lo bueno en la vida, se acaba y otra vez a remar contra el viento hasta que toca girar. En ese punto ya voy bastante sólo, hasta que llega el giro en falso llano hacía arriba. Y justo cuando voy a girar, vienen un grupo del Ironman, todos acoplados con sus cabras, en un clarísimo drafting. Como no me sale de ahí frenarme para dejarles pasar y girar después de ellos, cuando me pasan uno me dijo de todo. En fin, gente que se cree el centro del mundo, los globeros también tenemos derecho a vivir. A partir de ese punto, viento a favor y a disfrutar acoplado subiendo bastante la media. Si a la ida apenas iba a 25kms/h dándolo todo, ahora iba 35kms/h sin casi esfuerzo. Como dice la canción de Jarabe de Palo, "que bonito es cuando te va bonito".  Se me pasó el rato volando, de hecho pensaba que me quedaba más, y justo en la última subida antes de llegar a Calella estaba mi familia esperando a verme pasar, sólo me dio tiempo para ponerme acoplado para la foto, que oye, siempre me ha hecho ilusión. De nuevo en Calella, a callejear hasta dejar la bici en boxes, media de 30kms/h cumplida, que era mi objetivo.





Dejo la bici en boxes, mientras me pongo las bambas para salir a correr, el que estaba a mi lado dejando la bici, todo contento me dice, "venga, que ya lo tenemos!". No se si era su primera vez y no quise hacerle spoiler, pero los 21kms de la media maraton que faltan se pueden llegar a hacer muuuy largos. El ambiente en Calella es increíble, música y mucha gente animando. Voy bien, pero ya se que es largo, y hay que ir regulando. Los primeros kms dirección a Pineda pasan relativamente rápido, hasta que toca girar, y de nuevo el viento comienza a castigar, además es una zona menos resguardada y correr se hace más incómodo. Acaba la primera vuelta más o menos entero, pero la segunda, una vez nos alejamos de Calella donde está el ambiente y se va hacía Pineda, empiezo a dar chispazos, incluso tengo que pararme en algún avituallamiento a comer e hidratarme bien. Hasta ese momento tenía margen para bajar de las 2h, que era mi objetivo, pero se me estaba empezando a ir.  Por suerte, mis hijos se van turnando para ir corriendo a ratos conmigo por los laterales de la carrera sin molestar, sufriendo pero sintiéndome afortunado de poder compartir ese momento con ellos.

Es difícil disfrutar cuando uno va fundido, pero la última vuelta, me la había reservado para mis pensamientos, para tener un recuerdo de mi padre. Mis padres tenían un piso en Pineda de Mar, donde he pasado muchos veranos. Así que el paso de la última vuelta por Pineda era un recorrido sentimental por parte de mi vida, pasé justo por donde mi padre me enseñó a ir en bici, y pase también a escasos metros donde empecé a salir con mi mujer. 


Encaro los últimos kms, y en mi cabeza suena "My ever changing moods" de The Style Council ("mis siempre cambiantes estados de ánimo"), una canción que me ha acompañados estos meses de entreno, y que los describen muy bien. Último giro y últimos metros para meta. Desde que me apunté a esta prueba, siempre había pensado como quería entrar en meta, caminando sobre la alfombra teniendo un recuerdo de mi padre, y lanzando un beso al cielo. Era mi manera de darle el último abrazo que la vida, el covid y un guionista de mierda me habían impedido darle. Mi familia estaba en las gradas al lado de meta animándome, llevaba tanto tiempo pensando en ese momento, que no los vi, lo siento.





Al llegar a meta, me di un abrazo con mis hijos. Y también con mi padre, se que estabas allí con nosotros.




Hace unos meses me encontré en casa de mis padres, unos cuentos que mi padre había escrito cuando tenía 15 años. Su padre, mi abuelo, murió cuando él tenía 14 años. Uno de los cuentos se titulaba "Héroe", y narraba la historia de un niño que se queda huérfano, y un día le pregunta a la persona que se quedó cuidandolo, como había muerto su padre, y le cuenta que murió salvando a otra persona, como un héroe.


Papa, tú fuiste mi héroe, tú me salvaste la vida muchas veces.


Te quiero.










jueves, 19 de octubre de 2017

Una lluvia violenta y salvaje

Llovía con violencia, era de noche.  Y decidí salir a correr. Las gotas caían salvajemente sobre mí como si fueran pequeños martillos líquidos en la oscuridad. Parecía que se iba a acabar el mundo, y yo quería sentirme más vivo que nunca. Comencé a correr como si fuera un niño, sin freno, sin ataduras, corriendo todo lo deprisa que daban mis piernas y mi corazón, sin hacer caso a la cabeza. Chillaba mientras corría, quería sacarlo todo, depurarme, dejarlo todo atrás, mirando sólo hacía delante. Cuando no pude más, paré y entre jadeos me arrodillé y mirando al cielo, abrí la boca para dejar entrar dentro miles de agujas de agua para saborearlas, las gotas abollaban mi piel, el dulce olor de la lluvia me embriagaba, mis ojos intentaban captar algo de luz en la oscuridad, mientras el sonido de las gotas al estallar con el suelo me daba una profunda sensación de paz. Mis sentidos trabajaban a toda máquina, buscando la felicidad de simplemente sentir. Por un momento alcancé la plenitud, mi cabeza no pensaba, mi cuerpo sentía. Estuve unos instantes arrodillado, exhausto y feliz,  empapándome de vida. Me levanté y caminé lentamente hasta casa para poder alargar un poco más el momento,  tenía que volver, pero lo quería hacer eterno, porque las cosas son sólo eternas mientras duran.


En realidad no salí. Estaba viviendo a través de mis pensamientos mientras veía la lluvia caer a al otro lado del cristal, cansado de ir siempre con paraguas por la vida.


Volver a empezar

Y ahora no te da pereza volver a empezar?. Es la frase que más repetían después de nacer Noa. No te da pereza volver a cambiar pañales, volver a no poder dormir por las noches, volver a no poder echarte una siesta?. NO, rotundo, sin fisuras, sin dependes.

Es volver a tener a una vida en tus brazos, en tu corazón, en tus pensamientos. Es volver a derretirte cada vez que sonríe, es volver a estremecerte cuando te da un beso o dice Papa, es volver a sorprenderte cuando tus dedos son su primer juguete, es volver a emocionarte a través de sus emociones de todas sus primeras veces. Es volver a sentir algo que no puedo o no se escribir, o igual es que un sentimiento no se puede nunca llegar a escribir, porque son precisamente sentimientos, no palabras 

Volver a empezar, siempre he pensado que hay mucho de redentor en esta frase. Volver a hacer las cosas pero sin cometer los mismos errores, sintiéndolo todo más, disfrutándolo todo más. Dicen que uno al final se arrepiente de dos cosas en la vida: de lo que no ha hecho y de no haber sentido y disfrutado al máximo lo que ha hecho. La cabezonería, la no rendición, la suerte, el destino, realmente no lo sé que ha sido, pero lo que sea que haya sido, por esta vez me ha permitido evitar estas dos cosas. He hecho lo que sentía y quería, lo que ardía dentro de mí. Y si, lo estoy disfrutando.

Pero no me gusta ser un hipócrita, detrás de todo, detrás de la vida de postureo que todos llevamos en que todos aparecemos en fotos sonrientes y todo es maravilloso, hay un “making off”, una cara B. Hago menos deporte y tengo más kgs, tengo menos pelo y más canas, he tenido que renunciar a muchas cosas, a muchos placeres. He tenido que aprender a vivir y disfrutar a través de la vida de mis hijos, porque ya es la mía. Sientes muchas veces que no llegas a todo y a todo vas tarde, y tienes que vivir con un nivel de stress mucho más alto, que te lleva al límite muchas veces, un límite que a veces te sobrepasa y te convierte por momentos en la persona que no quieres ni deberías ser. He vuelto a la casilla de salida, y hay veces que piensas que esta partida ya la has jugado, ciertas cosas sientes que ya no tocan, que ya has estado ahí y que has perdido la ilusión de la primera vez.

Este volver a empezar me ha traído más vértigo en mi vida, vértigo porque todo pasa muy rápido, y vértigo de miedo a perder lo que tengo. Seguramente este vértigo es el precio a pagar. Lo acepto. Y lo pago.

Volver a empezar? Siempre. Que nos quedará el día que no haya un “volver a empezar”?.

martes, 12 de septiembre de 2017

Te lo tenía que decir

Te lo tenía que decir.

Nos pasamos la vida con reproches,  y así, al ritmo de “te lo tenía decir” van pasando los años y dejamos pasar momentos de felicidad, convertidos en amargor y decepción continua.

“Pero es que te lo tenía que decir”…..mientras naufragamos en un mar de obligaciones, que no nos dejan disfrutar del viaje y que nos impiden llegar al puerto de la felicidad.

“Pero es que te lo tenía que decir”…..y la vida transcurre en una sensación interminable de vacío, en un abismo donde reina la infelicidad, la más absurda de las infelicidades. La infelicidad que no es necesaria, la infelicidad gratuita, la infelicidad que no nos merecemos. 

“Pero es que te lo tenía que decir”…..y porque no me das un abrazo mientras me dices que me quieres.


Por qué te lo tenía que decir. Por qué te quiero.

miércoles, 31 de agosto de 2016

El punto G del Alma

Hay canciones que tocan el punto G del Alma, que cuando las escuchas te desmontan y te dejan en pelotas emocionalmente. Fluyen entrando dentro de ti, suavemente, despacito, y llegan a una parte de tu alma haciéndote sentir vulnerable, te llevan a un estado hipnótico en el que tus emociones implosionan y te transportas a otra dimensión donde todo va más despacio y la vida no pasa, se siente.

Hacer un favor, darle al "pause" de vuestra vida por un momento, y darle al play de este vídeo, de esta canción. Dejar todo en silencio, parar el tiempo, y no penséis en nada, simplemente dejar que la música y las imágenes entren dentro vuestro y lleguen al punto G del Alma. Disfrutarlo, sentirlo.



It was a big big world, but we thought we were bigger....

sábado, 28 de mayo de 2016

UTBCN Speed Trail 21km: Aunque hoy ha llovido, hay camisas al sol

Viernes 24 de Abril del 2015, subo a Begues con mis hijos al salir del cole a recoger los dorsales de la Ultrakids que van a disputar al día siguiente. No hay mucha gente, pero hay algo en el ambiente que me comienza a atrapar.



Sábado por la mañana, veo alguna de las salidas de las diferentes distancias de la ULTRA mientras espero que sea el turno de correr de mis hijos, una semillita se ha plantado en mi cerebro.

Mis hijos con Luis Alberto Hernando, Campeón Mundial de Ultra Trail Skyrunning.

Sábado por la tarde, bajo con mi hijo pequeño a jugar a fútbol mientras a través del whatsapp, en el grupo de amigos del Gavà Triatló con los que suelo entrenar, vamos haciendo seguimiento de David, que está realizando la UTBCN en la distancia de 100 kms. Juego con mi hijo, pero tengo la cabeza en otro sitio, viendo que un compañero le había acompañado durante unos kms para hacerle compañía, pienso que como no se me ha ocurrido hacer lo mismo, pero ya es demasiado tarde. O no. No recuerdo si mi hijo colgó la pelota o se dio un golpe, el caso es que subimos antes de tiempo a casa, y haciendo cábalas de tiempo y lo que le quedaba, tenía una oportunidad de acompañarle los últimos kms. Él me vino a acompañar en el running cuando acabé mi primer Half Ironman y tenía una deuda pendiente. Decido jugármela a ver si estoy a tiempo, me cambio, cojo el coche y me voy para la ermita de Bruguers, que es el último avituallamiento. Al cabo de un rato aparece, muy entero para llevar más de 90kms en las piernas, y le acompaño los últimos kms.

Se hace de noche, y corriendo por la montaña sólo con la luz del frontal, siento una magia, algo imposible de explicar, de describir, un sentimiento que tenemos muy a menudo cuando somos pequeños, y que a medida que nos hacemos mayores cada vez nos cuesta más encontrar, de sentir. En ese momento supe que algún día yo haré esa carrera.



Desde entonces la semillita en mi cerebro fue creciendo y tomando forma, quería estar al año siguiente en esa carrera, en la distancia de 70km, y poder volver a sentir esa magia. Quedaba un año, había tiempo para prepararla. O no. Pasan los meses y las posibilidades y las ganas de entrenar disminuyen. Desde el nacimiento de Noa y el comienzo del colegio de mis hijos y sus competiciones, entrenar es cada vez una misión más difícil de cumplir. Creo que para esta nueva entrega de "Entrena como puedas" han cogido al mismo guionista que la de "Misión Imposible". A medida que se acerca la fecha me quito de la cabeza hacer la distancia de 70 y opto por la distancia maratón. Pero tampoco estoy preparado para hacer esa distancia en condiciones después de arrastrar molestias en el gemelo desde Enero, y después de pensar en no apuntarme, tomo la decisión correcta y me apunto a la de 21km, no me podía permitir no asistir a la cita.


Viernes 29 de Abril del 2016, ha pasado un año intenso en mi vida sin casi darme cuenta. Subo sólo a Begues a buscar los dorsales, hace una tarde desapacible, desangelada, a la hora que voy no hay ambiente, no siento la magia. Recojo el dorsal como si fuera algo rutinario, otro check list a añadir a la lista interminable de tareas que tengo que hacer durante todos los días. Por la noche preparo las cosas mientras miro antes de irme a dormir el briefing de la carrera por YouTube, como el mal estudiante que estudia a última hora. Había hecho los días antes una lectura en diagonal del perfil de la carrera, y según veía ahora en el vídeo, iba a ser más duro de lo que me había pensado. Tantas cosas por hacer a lo largo de los días, que la carrera se había convertido en "una cosa más para hacer", más que una ilusión. Me da igual el perfil, estoy cansado, yo sólo quiero dormir.


Sábado a primera hora, las predicciones se cumplen y cae una fina lluvia. Mallas largas o cortas?. Cortas y que sea lo que Dios quiera. Me encuentro puntualmente con Joan, vecino y padre de un compañero de club de mis hijos, que va a realizar la maratón, para subir a Begues. Subimos casi en silencio, de banda sonora llevamos una música tranquila y el ruido suave de la lluvia y el ritmo acompasado del limpiaparabrisas. Tenemos un invitado que ha venido a aguarnos la fiesta, la lluvia, pero como diría la canción "aunque hoy ha llovido, hay camisas al Sol". Vamos bien de tiempo, yo demasiado bien, ya que yo salgo una hora más tarde. Estoy tan acostumbrado a ir siempre corriendo a los sitios, que cuando tengo tiempo de sobra me colapso, no hago más que buscar el botón de avanzar el momento hasta llegar hasta lo siguiente importante que me toca por hacer. Se que en un momento u otro antes de la carrera tendré que ir a hacer mis necesidades, a cagar, vamos, pero quiero retrasarlo todo lo que pueda para tener que ir varias veces. Veo salir la distancia maratón, una hora por delante para terminar de dejar la mochila y evacuar cosas de mi cuerpo. Falta casi media hora y llaman para hacer la revisión de material. Es la primera Ultra que hago y decido ir de los primeros, por si me he dejado algo o sale algún contratiempo. Agua, móvil, geles marcados con el dorsal: correcto, puedes pasar. Falta mucho para la salida y me estoy meando otra vez. Meando mucho. Salgo a buscar un sitio para hacerlo? Pasan los minutos, como puede ser que habiendo ido al lavabo hacía poco tenga esta necesidad tan grande?. Decido salir, me la juego, hay tiempo. Buena decisión. Falta poco para la salida, el speaker le quiere dar un tono épico diciendo que nos va llover durante la carrera. No nos lloverá en toda la carrera, como diría el chiste "vaya mierda de adivino". Me da bastante igual si llueve o no, sólo intento poner en marcha un podcast para escuchar durante la carrera. Nunca oigo música en las carreras para sentir el ambiente y centrarme en la carrera, pero en esta me apetecía, como el niño que le pone mucha salsa al plato que no le gusta para hacerlo más llevadero.

Salimos, no llueve. Primeros metros por el pueblo al trote, no hay prisa. Al poco comienza la subida, primero leve, pero poco a poco va aumentando el desnivel. He venido con la idea de "un día en la montaña", más que una carrera para sufrir, pero quiero intentar correr la mayor parte que pueda del recorrido, y más al poco de comenzar. Llevamos un rato subiendo, y de repente me doy cuenta de que no hay mucha diferencia de ritmo entre uno que va andando a mi lado y yo. Me sentía estúpido viendo que íbamos a un ritmo parecido y finalmente opté por andar también un poco, lástima porque la subida estaba a punto de terminar. Después de bajar y sumar km's, llegamos a primer avituallamiento en el km 6 aproxidamente, justo antes de comenzar la primera subida importante, la Morella. Se forma un cuello de botella en el que obligatoriamente has de comenzar la subida en fila india. Esperando parado mi turno para empezar la subida es donde me comencé a dar cuenta de que es una carrera diferente: olvídate del crono, esto es la montaña. Ir en fila sin poder avanzar tiene sus ventajas e inconvenientes: te agobias por no poder pasar al de delante y te sientes incómodo por si estás entorpeciendo al de detrás. Por otro lado te da paz interior, no te sientes culpable por no correr, se trata sólo de relajarse y disfrutar del paisaje. Llevamos un buen rato subiendo tranquilamente y por momentos me veo apareciendo el tío ese que dice "montamos una mesa o que?". Son varios km's  de subida, y ya no sé si estoy en una carrera o en una excursión con mi familia buscando un descansillo con buenas vistas para sacar el tupper y el bocata. Como no llevo bocata, me tengo que conformar con un gel. Culminamos la primera subida, y el comienzo de la bajada también se ha de hacer el fila y con mucho cuidado de no resbalar por el fango que se había formado por la lluvia. Luego la zona de bajada se amplia y bajando a todo trapo me siento y disfruto como un niño pisando charcos. Como en la vida, hay que disfrutar en las bajadas, que ya vendrán las subidas para sufrir. Paso el ecuador de la prueba, miro el reloj y veo que mis previsiones de tiempo las había hecho sin pensar mucho en el perfil. Hay algunos tramos de subida, que si que se pueden hacer corriendo, pero mi mente se ha relajado andando en la anterior subida y ahora me cuesta mucho correr todo el rato, alternando trotar y andar algunos tramos. En una de las bajadas, hay una vista preciosa, voy juntos a dos guiris. "It's so beatiful!!" le salió de dentro a uno, "Yeah! its true!" pensé para mi....bueno no, en realidad pensé, "coño!, pues es verdad!". Realmente, el entorno es una pasada, a veces tiene que venir alguien de afuera para recordarnos lo bonitas que son las cosas. Como diría mi amigo Paco, vivimos en un entorno privilegiado. Unos km's más tarde llegamos a la última subida importante, cada vez me noto más cansado y comienza los primeros pensamientos negativos, eufemismo de "comenzaba a estar hasta los cojones de subir y subir". Se me ha acabado el agua, normalmente hago salidas de unos 15 kms y no llevo agua, así que había cargado la mochila de hidratación con muy poco agua, error de principiante. No paro de chupar el tubo, pero ya no sale nada de agua, por lo menos me entretengo un rato haciendo el tonto, como el que sorbe una pajita en un vaso vacío. Llegamos al último avituallamiento, faltan pocos kilómetros, veo que hay mucha gente y decido pasar de largo y finiquitar ya el tema, tenía ganas de acabar ya. Eso si, asegurándome que cogía el camino correcto para la distancia Speed, porque allí se bifurcaban las diferentes distancias y no estaba yo para perderme, que con lo despistado que soy no es nada descartable. Los últimos kms se hacen eternos, se estiran como un chicle, menos mal que la parte final es en bajada. Km 21 y aún no hemos llegado al pueblo, "arbitro la hora!", que rabia da que el reloj te marque la distancia de la carrera y aún te falte para llegar. Tenía tantas ganas de llegar, que mientras voy pensando que como me venga uno a darme un folleto de otra carrera cuando llegue a meta, se lo hago tragar, entero. Entro en el pueblo y busco a mi familia que venía a verme, pensar en verlos en meta siempre me alivia un poco el sufrimiento final de las carreras. Últimos metros con mis hijos, otra meta más cruzada, otra experiencia más vivida.



El año que viene, si todo va bien, volveremos a darle una vuelta de tuerca para hacer la maratón e ir cogiendo experiencia y preparación para algún día dar el salto a las siguientes distancias, la de 70 km y la de 100 km.

Por que yo sé que la magia existe, porque yo la sentí, porque la quiero volver sentir.

Y por que como siempre me dice mi padre, "Hijo mío, espero que no se te meta un día en la cabeza tirarte por la ventana, porque se que lo harás". Porque una vez plantada una semilla en mi cerebro, se que algún día florecerá, verdad Noa?.

Reportaje Teledeporte UTBCN 2016
https://www.facebook.com/UltraTrailBCN/videos/1211719255535727/

lunes, 4 de abril de 2016

Adiós Amigo

Recuerdo perfectamente la primera vez que te vi, pequeñito, en una bolsa de Zara y lleno pulgas. Pelo negro color tizón y unos ojos color miel preciosos.  Ese mismo día se nos estropeó el coche, ya está, los gatos negros traen mala la suerte. Pero no, sólo me trajiste mucho cariño, un poco de trabajo y algún que otro conflicto familiar.

Fuiste como nuestro primer hijo, contigo tuvimos que aprender a cuidar de alguien que no sea a uno mismo. Aprender a darte de comer, a limpiarte, a aleccionarte (aunque siempre me acaba llevando broncas por ser muy blando contigo). No sabíamos aún lo que era tener un hijo y tu ocupaste ese rol y te quisimos. Aunque el tiempo nos lo haya hecho olvidar un poco….si, te quisimos mucho.




Hemos vivido momentos muy bonitos, algunos muy hilarantes, como tener que saltar a la terraza del vecino en calzoncillos en pleno verano por la noche, porque eras tan pequeñito que aún no conseguías saltar de vuelta. O tener que ir a casa de otro vecino y decirle a su hija que estaba buscando su periquito extraviado, que habíamos encontrado sus plumas en nuestro lavadero….y nada más que las plumas….




Me han quedado muchas cosas en el recuerdo tuyas, que me fueras siempre a recibir, que te tumbaras en el suelo todas las mañanas para que te acariciara mientras se hacía el café, tumbarme a hacer la siesta contigo al lado, o que que me despertaras como un reloj a las 6:30 incluso los fines de semana aunque para ello tuvieras que saltar encima mío o darme manotazos en la cara. Hasta que un maldito sofá pasó a ser más importante que un ser vivo y tuvieras que dormir encerrado en el lavadero todas las noches. La verdad es que desde que no me despertabas, madrugo menos , hago menos deporte, soy un poco menos feliz.

Se que seguramente te fuiste por viejo, pero me parte el alma pensar que te dejaste ir por pena, porque ya no te hacíamos tanto caso, porque éramos tantos ya en casa que parecía que no podía haber cariño para todos y tu te quedabas con muy poquito. Porque en esta mierda de vida que a veces vivimos a toda prisa, parece que no había sitio para las caricias, para jugar contigo un rato, para agacharte un rato a acariciarte sin estar pensando que hay otras cosas "más importantes" que hacer. Porque en esta vida, las caricias, los abrazos, parecen  que tienen que estar cronometrados, medidos, cuando en realidad deberían ser momentos en los que se pare el tiempo, en los que no exista nada más que ese sentimiento tan profundo que sólo se siente en ese instante.

Primero fuiste como mi hijo y luego fuiste mi amigo, porque 14 años son muchos años juntos, muchos momentos, muchas vivencias, mucho cariño como para que se vaya para siempre. Una parte de mi se ha ido contigo, una parte de mis sueños de una nueva vida que la casualidad hizo que comenzáramos juntos. Una parte de mi vida se ha ido con tu con tu ausencia,  pero conmigo se quedará siempre tu recuerdo.

Daría lo que fuera por poder haber podido pasar unos últimos instantes contigo amigo mío, darte un abrazo y despedirme como te merecías, como yo te quería.


Adiós amigo mío.





Para despedirme, te dedico está canción. La letra no tiene relación con esta historia, pero es una de las canciones más bonitas que he escuchado en mi vida y me apetecía ponerla.