A comienzos de semana me encontraba muy bien de ánimos y con ganas de que llegara el Domingo, como un niño esperando el día de Reyes. Sentía que me había portado bien durante la temporada y esperaba mi regalo, que había hecho los deberes para poder terminar el Half Challenge de Calella (medio Ironman: 1,900m natación + 90 km Bici + 21 km corriendo), aunque fuera pidiendo la hora como en un partido de fútbol. Unos problemas de salud importantes en mi familia y míos, que me hicieron durante un tiempo replantearme participar en la prueba, hicieron que hasta mediados de Enero no pudiera comenzar a entrenar con regularidad, durante casi 2 meses cambié series en la pista o la piscina por pruebas y visitas médicas. Había intentado hacer un planning de entrenamientos para que mi vida se viera lo menos afectada posible, era como montar un puzzle con piezas de más, al final opté por deshacerme de las piezas pertenecientes a otros puzzles más placenteros, como la pieza del "perder deliciosamente el tiempo", y reducir algunas como la pieza de "dormir". No sólo era puzzle, era un castillo de naipes en el que cada carta que ponía, cada entreno que realizaba, tenía que ponerla con mucho cuidado para que no se desmoronara todo. Al final mi planificación, echa a jirones, se acabó pareciendo más a una chaqueta del Desigual que a un traje hecho a medida. Creo que la disciplina que más entrené fue correr: correr para llevar a los niños, correr para ir al trabajo, correr correr correr: mi vida por momentos se convirtió en una gymkana.
Recorrido de la natación:
Recorrido de la bici.
A medida que pasaba los días, el nerviosismo iba aumentando progresivamente cual campana de Gauss en su fase inicial, lo normal cuando uno se sale de lo que llaman “zona de confort”. Pero a partir del jueves todo cambió, los nervios se acentuaban por momentos hasta que llegamos al entreno en el mar de los jueves con TFSWIM. Hacía mala mar y las sensaciones no fueron muy buenas. A pesar de que fuimos haciendo todo el rato ejercicios de respiración, al acabar miré mi Garmin y vi que había nadado más lento que la patada de un astronauta, a ese ritmo tardaría casi una hora en los 1.900m del tramo de la natación en el Half!!. Camino de casa en el tren comienzo a hacer cábalas con los tiempos de corte y ya no me puedo quitar de la cabeza el tema, me comienzo a plantear si voy a ser capaz de hacerlo. Mis nervios ahora comenzaban a ser como el niño que se comienza a adentrar en el agua con la música de "Tiburón" sonando de fondo. De repente me siento como si me desdoblara en dos y ya no fuera yo quien había estado entrenando todo este tiempo, quien se hubiera pegado montones de madrugones para entrenar, quien hubiera hecho el reconocimiento del circuito de bici varias veces, ni quien hubiera estado nadando todos los últimos jueves en el mar. Pasé a ser un extraño para mi mismo.
Dormí muy poco de los nervios, y el viernes comencé a entrar en bloqueo, me daba la sensación de que ya no sabía ni ir en bici. Durante la semana, una compañera de trabajo que vivía por la zona de la carrera me iba enviando fotos del estado de la mar todas las mañanas, que estaba perfecta, pero el viernes por la mañana no me envío ninguna foto, cuando le pregunté por el estado del mar, no supo disimular, hay silencios que expresan más que las palabras. Ya por la tarde fui a comprar unas pastillas de sal a la tienda nueva que hay en Gavà al lado del paseo marítimo, por lo que pude ver el estado del mar. A lo lejos ya me parecía que estaba muy embravecido, ni me quise acercar. Si ya estaba nervioso, con estas perspectivas de mal tiempo aún fue peor, me quedé más bloqueado que un ordenador con Windows (si, tengo un Mac), y de repente me vi completamente incapaz de afrontar el reto. Por momentos pensé en apagar el ordenador y no participar, pero finalmente opté por hacer un "reset", que como buen informático sé que siempre funciona, y esperar a las sensaciones del día siguiente.
Ya el sábado a primera hora había quedado con Jesús, también del Gavà Triatló, para ir a recoger los dorsales e ir a dejar la bici. Él luego se volvería a por su familia, mientras que yo ya me quedaba allí esperando que llegaran mi mujer y mis hijos. Teníamos la intención de llegar prontito para nadar un poco, aprovechando que el circuito estaba ya señalizado para el día de la carrera. Era mi último cartucho para tranquilizarme, hacer una parte del recorrido de natación. Pero al llegar vimos que era imposible nadar en las condiciones que había. El mar estaba muy revuelto y espumoso, como si alguien se hubiera dedicado a batirlo durante toda la noche, era una locura meterse. Nos encontramos unos guiris que competían al día siguiente también y que salían del agua como borrachos, parecía que en vez de nadar se hubieran bebido el mar a chupitos. Desayunamos tranquilamente y luego fuimos a recoger dorsales, donde nos encontramos ya a varios compañeros de equipo, lo que me ayudó a tranquilizarme un poco, no mucho.
Después del briefing nos fuimos al hotel a preparar las bolsas para el día siguiente. Ya con todo preparado, llegó mi familia, y quedamos a comer con Jesús y con David Sans and family. Pasta a gogo, intentando cargar hidratos todo lo posible, mientras charlábamos de la prueba sin poder ocultar mis preocupaciones. A los postres llegó David Milan, y ya nos fuimos todos a dejar las bicis en boxes dando un paseo. Hacía un día extraño, ventoso, incluso se puso levemente a llover. Ya en boxes, que estaban al lado del mar, pudimos ver que el mar seguía muy movido, el de la batidora seguía dándole. En los corrillos de gente se oía que en ese estado es posible que se suspendiera la natación, cosa que no sabía si realmente quería. Por un lado me quitaba mi preocupación de la natación, pero al fin y al cabo, yo había venido a hacer un Half de verdad, con todas sus consecuencias. Cada uno deja su bici en su sitio y las bolsas de las transiciones, pero en esos momentos no conseguía visualizarme saliendo del agua y cogiendo la bici, era incapaz de disfrutar ese momento tan esperado desde hace meses, 2 años para ser exactos. "Disfruta del momento", me dicen, mientras observo con envidia la gente despreocupada, que está preparando sus cosas como el que prepara la bici una mañana de Domingo para salir a dar una vuelta con sus hijos, yo de mayor quiero ser como ellos.
El mar estaba tan mal, que contradictoriamente, por un momento me calmó, tome la decisión de que en ese estado no iba a competir. La temporada pasada sufrí un ataque de ansiedad en el agua, que a pesar de que pude acabar la prueba, me ha marcado mucho, y que no quiero que se vuelva a repetir bajo ningún concepto. Así que el hecho de contemplar y asumir dos escenarios diferentes me tranquilizó: si el mar estaba mal no competía, y si estaba bien, competiría. Es curioso los mecanismos que tiene la mente para afrontar situaciones de estrés.
Estado de la mar el día antes de la prueba:
Después de dejar las bicis, cada uno se dirigió a su Hotel. Me hubiera gustado ir a la pasta party, había oído su mención en tantas crónicas de Halfs e Ironmans, que me hacía gracia ver el ambiente. Pero estaba en la otra punta de donde estaba situado nuestro hotel, así que quedamos para cenar con Jesús, que acababa de volver de ir a buscar a su mujer y a su hija, en un restaurante cercano a nuestros hoteles, que estaban uno al lado del otro. Cenamos tranquilamente, mientras recibía algún whatsapp de ánimo. Hubo uno en concreto, que sabiendo de mi estado de preocupación, creo que dio en el clavo: "mañana tranquilo, se trata de pasar un rato haciendo deporte". Al acabar de cenar, Jesús se pidió una Tila, cosa que hice yo también y creo que fue un gran acierto, a partir de ahora será parte del ritual pre-competición. Nos fuimos a dormir, y pese a mis temores de no poder dormir, me dormí relativamente rápido, la tila hizo sus efectos.
Me desperté a las 4:30, más tranquilo de lo que me pensaba. Me asomé a la calle y ya no hacía viento, y aunque si salía al balcón podía ver el estado del mar, preferí no hacerlo, no iba a ganar más que ponerme aún más nervioso. Me bajé a desayunar, y en el ascensor me encontré a un guiri, que me comentó que el sábado, los de la selección Danesa habían intentado nadar, y que pese a ser nadadores muy preparados, ninguno consiguió llegar a la primera boya y se tuvieron que salir. Pensé, vaya, lo de que estaba el mar tan mal no eran sólo cosas mías!. El desayuno estaba lleno de triatletas, unos tranquilos en silencio, otros con cara de preocupación, otros de cachondeo con la risa nerviosa, todo dependía de estabas sólo o en grupo y el grado de experiencia en esas situaciones. Una vez terminado el desayuno, no muy abundante, a base de café, un panecillo, cereales y un plátano, subí a la habitación a recoger el neopreno y alguna cosa más, observé en silencio unos momentos a mi familia que dormía plácidamente y me fui a la salida del Hotel, donde había quedado a las 6 con Jesús para ir hasta boxes. Fue un paseo que me fue genial para calmar los nervios, ya no hacía viento, y aunque el mar se vislumbraba algo movido desde el paseo marítimo por donde íbamos caminando, nada comparado con el día anterior. Llegamos a boxes, donde vamos encontrándonos a la gente del equipo, foto de rigor y últimas comprobaciones.
En estas ocasiones, aunque siempre parece que hay tiempo de sobras, al final todo son prisas. Ya con el kit de nadador completo: neopreno, gorrito y gafas, más la bolsa de calle que había que depositar con nuestras pertenencias, fuimos hasta la zona de salida, que estaba a un kilómetro y medio, justo el trozo que tendríamos que hacer en breve nadando en paralelo a la costa. Al llegar, sorpresa!, la "Street Bag", se tenía dejar al otro lado del túnel que pasaba por debajo de la vía, un túnel por el que apenas cabía una persona, se montó un tapón que parecía el anden de metro en un día de huelga con una bomba a punto de explotar . Al final conseguí pasar al otro lado, y salir corriendo a dejar la bolsa. Como había un buen trozo de asfalto hasta la playa, decidí no dejar las chanclas, ya las dejaría a su suerte en la salida, total, después de la "pasta" que me he dejado en esta historia, no vendría de lo que me habían costado, así que allí se quedaron clavadas en la arena.
A pesar de que no tenía casi tiempo, entré un momento en el agua a calentar un poco. Di unas cuantas brazadas, y luego me quedé un par de minutos dentro del agua para relajarme, lo necesitaba para evitar esa sensación de agobio que siento en las salidas de la natación. Al salir conseguí ver a mi mujer y mis hijos que habían venido a verme a la salida. No sabía si finalmente iban a venir, y verlos allí y poder despedirme de ellos con un beso me dio ese plus de tranquilidad que necesitaba, sentir que no estaba sólo.
Ya corriendo hacía la salida, había perdido de vista a la gente del equipo y a David Sans, con quien he compartido muchos entrenamientos y a quien en broma siempre le decía que estuviera allí para empujarme al agua, que sino no me tiraba. Por suerte los pude localizar instantes antes de la salida. Ya esperando que dieran nuestra salida, me di cuenta de que después de tantos vídeos que había visto de salidas de Halfs e Ironmans, ahora era yo quien estaba allí. Se lo comenté a David Sans, y le pedí un último favor, que me acompañara los primeros metros de la natación para coger un poco de confianza y no ir sólo, que si lo piensas bien es una tontería cuando sales junto con 300 tíos más.
Dieron la salida, espere a que saliera la mayoría de la gente, y pasada la primera ola, que hizo que más de uno se pegara un buen revolcón, comencé a nadar tranquilamente. El mar estaba bastante movido, pero era algo aceptable. Los primeros 50 metros los hice en compañía de David, pero entre tanta gente, lo perdí rápidamente de vista, ya que se me puso delante un tío que no paraba de obstaculizarme, no le dije nada, porque pensé: "pobre, este nada peor que yo", que parezco el “Mister Potato” de la natación, ya que mi natación está hecha a retazos de partes de técnica, que no consigo aplicar nunca todas a la vez. Antes de darme cuenta ya estaba en la primera boya de giro, que me la pasé de largo porque daba el sol de cara. Una vez superados los primeros 200 metros, tocaban 1.500m en paralelo a la costa, así que calma y a seguir dando brazadas: "Keep Calm and Keep swimming" tenía tatuado en mi cerebro. Estaba sorprendentemente tranquilo, nadando mientras iba tomando nota mental de lo que iba pasando en la carrera. Una de las cosas que voy controlando en el tema de la natación es acostumbrarme a nadar sólo, cosa que dado mi nivel se suele dar "muy a menudo", que es un eufemismo de "siempre", vamos. Pensaba que me quedaría sólo enseguida, pero miraba para un lado y veía gente, miraba para el otro y también seguía viendo gente, por tanto todo iba bien. Seguía a un grupo de gente, por lo que no miraba mucho la dirección, entre otras cosas porque entre boya y boya había 500 m, y con el oleaje no se veía casi nada. Cuando me di cuenta, yo y todos los que iban conmigo se había ido yendo hacía la playa, por lo que tuve que rectificar bastante para poder pasar la primera boya correctamente. A partir de aquí ya me orienté bien y conseguí hacer una trazada bastante recta hasta el final. Seguía nadando y me había abstraído tanto que había perdido un poco la noción del tiempo y la distancia. Vislumbre otra boya y por un momento pensé que era la última y ya tocaba girar para la playa, pero no, aún quedaba otra más, ya puestos no vendrá de nadar un rato más. Una vez doblada la última boya, ya sólo quedaban 200 m para llegar a la playa y hacer la transición. Pensé que se harían rápidos y fáciles, pero se me hicieron lentos y eternos, como así pude comprobar luego en el Garmin, me sentía como en los dibujos animados que se mueven y no avanzan, el mar parecía por momentos un campo de Oliver y Benji. Al salir miré el reloj, había hecho 50' clavados, justo lo que tenía pensado hacer yendo tranquilo, como fui vamos. Conseguí ver a mi familia de refilón, les tuve que pegar un grito porque no me había visto salir, aunque el tiempo no era muy bueno, como aún quedaba bastante gente en el agua y siempre salgo de los últimos, no esperaban que saliera aún ;). Ya transicionando hacía la carpa, pienso que lo peor ya está hecho, y que total, no era para tanto, se puede decir incluso que disfruté, disfruté ese sabor dulce y fuerte a la vez de los miedos superados, de esa sensación que te saca una sonrisa tonta seguido de un "vamos coño!".
Al llegar a la carpa saludo a un triatleta canario que había conocido el día de antes en el briefing, y con el que había compartido la preocupación del estado de la mar el día de antes. Parecerá una tontería, pero con los nervios del día anterior, no había hecho mentalmente la transición, me quedé colapsado y no sabía ni por donde empezar. Me quité el neopreno como pude y primero me pongo el maillot al revés, cuando me doy cuenta me lo quito y se me caen todas las barritas y geles…entre los nervios y que me tiemblan los brazos de la natación no hay manera de volver a poner las barritas dentro de la parte posterior del maillot una vez me lo he puesto y tengo que pedirle a uno que por favor que me las ponga él…..cuando ya voy a salir me acuerdo que no me he comido el plátano…vuelta a por el plátano…en fin, para echarse a llorar…en total 10 minutos de transición!!.
Salgo y en seguida me encuentro con Lourdes, compañera del Gavà triatló, como quería ir tranquilo al principio para ir poco a poco cogiendo el ritmo no apreté para poder seguirla. Por lo que vi después, salí también justo detrás de Lydia, otra compañera del Gavà Triatló con la que ya hemos hecho alguna competición juntos, y que me hubiera ido bien para no haber ido casi todo el rato sólo en la bici. Los primeros km's pasan rápido sin forzar, estaba disfrutando del momento e intentando empaparme de todo el ambiente que había alrededor de la carrera. No para de pasarme gente, pero quedan muchos km's y mi objetivo es acabar y disfrutar de la carrera, así que en todo momento voy a lo mío.
Comienza la subida al Collsacreu, voy bien pero me estoy meando y necesito parar. Poco antes de coronar el Collsacreu aprovecho para hacer la parada técnica, menos mal, porque a parte del alivio, al poco me cruzo con Javier Gómez Noya que comienza la bajada ya de vuelta como primer clasificado y con las cámaras siguiéndolo. Ya me veía la escena, yo meando y el pasando al lado con las cámaras….vaya momentazo, y pese a quedar como un "flipatleta", que lo soy, por momentos como este merece la pena haber entrenado tanto.
Después de llegar arriba del Collsacreu, a disfrutar de la bajada, e ir sumando km's camino de Sant Celoni. Una vez pasado esto, poco antes de comenzar la subida al Montseny, una señora me grita "venga, que los primeros han pasado hace más de una hora!", vaya manera de animar, el que me conoce sabe que soy muy tranquilo, políticamente correcto en exceso, pero no pude más que contestarle, "pues ponte tú y lo haces *%·*&/!!". En fin, yo a lo mío, comienzo la subida al Montseny, y la verdad es que sufro un poco, escalando montañas soy más lento que un caracol en “slow motion”, de hecho, de refilón me pareció ver a un caracol al sprint llegando antes que yo a coronar el Montseny. Poco antes del final se me ocurrió parar un momento a coger la pastilla de sal que llevaba en el maillot, porque no había manera de encontrarla, normal, porque con el calor se había desecho. Craso error porque al parar me dio una rampa en el cuádriceps. Paradojas de la vida, me compro unas pastillas de sal para las rampas, y por parar a cogerlas me da una.
Afortunadamente pronto comienza la bajada, pensando que ahora sólo toca ir restando km's, pero me seguía dando respeto la última subida de nuevo al Collsacreu por el otro lado. En uno de los entrenos previos haciendo el reconocimiento del circuito, tuve una buena pájara en esa subida y se me había hecho más larga que un viaje al infinito. Esta vez por suerte no fue así. La mayor parte de este trozo voy coincidiendo con varios triatletas, me sentía como si estuviera en un capítulo de "Los Autos Locos": una chica jovencita del Team Calella que ponía mucho empeño, un francés que iba abrigado hasta los topes y que jadeba en cada pedalada como si fuera la última, y una chica que me llamaba mucho la atención, porque iba con la cabra y con casco aero, y que no pegaba nada con el resto de mataos como yo que íbamos a cola (luego vi en la clasificación que se hizo la media maratón en 1:25h!) en general me pasaban en las subidas y los pasaba yo en las bajadas, igual que mi peso me penaliza en las subidas, también me ayuda en las bajadas.
Los Autos Locos, que gran serie de dibujos animados de nuestra infancia:
La parte final voy ya pensando en el running, tengo unas ganas locas de dejar la bici y ponerme a correr, cuando de repente pasó justamente lo que nunca pensé que pasaría en ninguna de mis catastrofistas previsiones, al comenzar el último repecho antes de llegar a Calella y cambiar de marcha, oí un crujido y cuando miro se me había partido la patilla del cambio y se había quedado todo el cambio colgando (que es la patilla del cambio lo supe después, en ese momento ni siquiera sabía lo que era eso, es más al verlo pensé que se me había roto parte del cuadro de la bici). Para acabarlo de rematar a los pocos segundos se oye "pssiiissss" la rueda trasera también se había pinchado. ¡Rayos! ¡Maldición!. Así que allí estaba yo emulando a Pierre Nodoyuna, con mi "auto" averiado antes de llegar a boxes y con cara de GILIPOLLAS (lo siento, he buscado en el diccionario y no he encontrado otra expresión mejor que refleje la situación, ni mil palabras, ni una imagen, ni leches) y después de un momento de negación de la realidad, de "que coño está pasando", seguido de un "esto no puede se verdad", pienso que no deben quedar muchos km’s y que dentro de lo que cabe he tenido suerte de que haya sido a esas alturas de la carrera, porque tengo aún posibilidades de llegar a boxes con ella y poder seguir en la carrera. Así que cojo la bici al hombro y me pongo manos a la obra, rollo "Soy ROMPE RALPH, quiero mi medalla (de finisher)!" (para el que no haya visto esta película de animación, Rompe Ralph es el malo en un videojuego, que un buen día decide salirse de él, porque esta harto de ser el malo y que los otros personajes se lleven las medallas, y se pasa toda la película intentando conseguir desesperadamente "su medalla").
Trailer de Rompe Ralph:
Como eran varios km's para ir con las calas puestas, decido quitármelas e ir descalzo. Vaya estampa, yo con la bici al hombro por la carretera, con todos los coches del otro carril en caravana para entrar a Calella. Ahora visto así, igual parece muy épico ir con la bici a cuestas para intentar poder acabar el Half, pero en realidad lo que llevaba era un cabreo monumental, y sólo pensaba en llegar a boxes, dejar la P*T@ bici y ponerme a correr. Así que si fui siguiendo todo el camino de la bici por la nacional y dando vueltas por Calella para no ser descalificado, pese a que como ya quedaba poca gente en carrera, podría haber atajado por algún lado.
Sinceramente, pensaba que me daba tiempo a llegar antes del tiempo de corte, estaba casi más preocupado por mi mujer que no se hubiera pensado que me había pasado algo. Pero cuando pasaba por el inicio del paseo, justo por donde se había hecho la salida de la natación, me pasó la moto con el último clasificado y uno de los jueces. Al verlo le dije que quería acabar la carrera y me dijo que no me daba tiempo, pero ante mis suplicas, me dijo que tenía "5 minutos para llegar". En ese momento me puse a correr con la bici al hombro, pero ahí es cuando me comencé a dar cuenta de que no me iba a dar tiempo, me sentía estúpido corriendo con la bici por las calles de Calella, sólo faltó un gracioso que estaba sentado en un bar que me dijo "no irías más rápido encima de ella?", por un momento me vi como en "Un día de furia", liándome a bicicletazos con él, suerte que me dieron una buena educación y me limité a mandarlo a la mierda mentalmente. Aún así lo intenté hasta al final. De hecho vi a mi mujer poco antes de llegar a boxes y le dije que iba a intentar que me dejaran correr, aunque fuera descalificado.
Cuando estaba a punto de llegar a boxes se me acercaron dos de la organización, y me dijeron "nos han dicho que quieres seguir en carrera, pero no es posible, tienes que darnos el chip", pero les insistí que quería seguir y seguí andando, no quería perder más tiempo y dejar por fin dejar la bici en boxes, me intentaron parar varias veces, hasta que a la tercera uno de ellos se me puso delante y me obligó a parar para que le diera el chip, me contó no sé que rollo porque no era posible que continuara, porque estaba tan obcecado que ni siquiera le estaba escuchando, estaba poseído por el espíritu de Rompe Ralph. Así que les di el chip y entré en boxes, pese a ser un machote espartano, reconozco que por debajo de las gafas de sol se deslizó alguna lagrimilla fruto de los nervios y la impotencia, finalizar la carrera era también una manera de dar carpetazo a unos meses un poco complicados. Dejé por fin la bici, y una vez me senté delante de mi bolsa donde había dejado las cosas para la carrera, me di cuenta de que aunque me hubieran dejado, me hubiera sido imposible hacer la media maratón: de haber estado varios km's andando descalzo sólo con calcetines, de la gravilla de la carretera se me habían roto por completo los calcetines y me había hechos ampollas en ambos pies. Aunque en la parte final ya notaba el dolor, con la adrenalina a tope no me había dado cuenta, había sido al sentarme cuando vi que no podía casi ni apoyar los pies, de hecho estuve varios días caminando como chiquito, y no fue hasta al cabo de una semana que no pude comenzar a correr de nuevo.
Una vez recogidas mis cosas y la bici, me fui camino del hotel que estaba al lado de la llegada, mientras me iba encontrando y comentando la jugada con gente del equipo que ya había acabado y se había extrañado de no verme durante la carrera a pie. Me dio mucha rabia, me sentí como cuando te meten un gol en el tiempo de descuento cuando ya te ves ganador, porque además me encontraba perfecto para correr los 21 km’s que quedaban, había reservado mucho en la bici, me la tomé tan relajado que por momentos me pareció oír que sonaba de fondo la canción de verano azul mientras pedaleaba. A todo toro pasado todos somos “Manolete”, pero me arrepiento un poco de no haber apretado más en la bici, aunque el resultado hubiera sido el mismo. Al día siguiente no tuve ni unas tristes agujetas que llevarme a mi maltrecho ego triatlético, sólo mi absurdo caminar de "Chiquito" por las ampollas.
Ya camino del hotel, le comento a mi mujer de las ganas que tenía de haberme puesto a correr, a lo que mi hijo pequeño me dice, "Papa, no te preocupes, dejamos la bici ahora y yo me voy a correr contigo un ratito"…esa es la visión de la vida que a veces perdemos de vista. Maldito el día en que perdimos la inocencia!.
Los días siguientes me los pasé buscando desesperadamente otro Half para hacerlo aprovechando los entrenamientos realizados y sacarme la espinita. Pero finalmente desistí, y el año que viene, sino pasa nada, allí estaremos de nuevo para volver a intentarlo. Así lo he decidido, porque es la prueba que siempre quise hacer, el motivo porque el que me apunté al Gavà Triatló. Hay otras pruebas, posiblemente más baratas y más fáciles, pero yo quiero terminar esta porque cuando fui a verla por primera vez, pensé que yo quería cruzar esa meta. Además, para mi tenía un componente sentimental, ya que la parte del running pasaba justo por delante de donde mi padre me enseñó a ir en bicicleta cuando yo era pequeño, y también por delante de la playa donde un amanecer comencé a salir con mi mujer.
A veces pienso que la suerte es una cuestión estadística: cuando naces te dan un cachito de suerte, y esta va tomando diferentes formas y va desgranándose a lo largo de tu vida. El destino, por "suerte", decidió gastar mi cachito de suerte esta vez en algo mucho más importante, que mi padre finalmente superara el cáncer y yo recuperara la visión que había perdido en un ojo, fruto de un brote de uveitis, debido a mi espondilitis anquilosante.
Esto que acabo de decir me ha quedo muy bonito, pero he mencionado antes que soy GILIPOLLAS?. Unas semanas antes de la prueba, pensé en hacerle una revisión a la bici, la primera desde que la compré un año y medio antes, para así poder probarla en varias salidas previas a la carrera. Pregunté a gente del equipo donde la podía llevar que estuviera bien y me recomendaron uno, pero al ver la web pensé que sería muy caro y seguí buscando otras opciones. A todo esto un vecino mío que también va mucho en bici, me dijo que él lo llevaba a un mecánico muy barato y muy mayor que lo llamaban el "Chapu", aunque era un poco antipático. Pero bueno, yo iba a llevarle la bici, no a charlar, y nada hacía "sospechar" que fuera a ir mal (igual el nombre era un diminutivo de “chapeau” ;( ). Así que la llevé al "Chapu", una institución en Castelldefels, un tío que arreglaba bicis antes de que se inventara la rueda. Al cabo de un par de días la fui a buscar y ahí quedó la cosa. Hice varias salidas, y todo parecía que iba bien: que listo soy, pensaba mientras fanfarroneba con la gente de lo barato que me había costado. Cuando llamé a donde había comprado la bici para contarles lo que me había pasado y que me mandaran el recambio, me dijeron "eso es que te han ajustado mal el cambio, por eso se salió y rompió la patilla del cambio". Un momento, ahora recuerdo que al recogerla, entre sus gruñidos entendí que me dijo algo de que me había ajustado el cambio. Listo no, GILIPOLLAS!!.
Así que después de tantas horas de entreno, de tantos madrugones, de tantos nervios y de tanta pasta invertida, este fue el "irónico" final de esta historia, y "colorín colorado……….el próximo capítulo lo tendremos en Mayo 2014".
Y ya que no tengo foto de Finisher, pongo esta foto que me hace infinitamente más ilusión, la del día en que mi padre, después de tanta operación pudo volver a ejercer de “superabuelo”, un auténtico IRONMAN.
Siempre al final de estas crónicas, se hace una ronda de agradecimientos. No lo voy a hacer, no por no haber conseguido terminar ni porque no tenga que agradecer nada a nadie, sino porque espero poder haber agradecido y seguir agradeciendo a toda persona que ha compartido/comparte una parte de mi vida con mis acciones y con mis gestos, no sólo con una mención en un texto. Si no lo hago sí que me sentiré como un D.N.F..
Vídeo de la prueba:
Vídeo completo de todo el circuito:
Javi, eres lo puto crack!!!
ResponderEliminarEn todo caso soy un catacrack!!! jajaja
ResponderEliminarEl destino te da la oportunidad de volver a vivir las mismas sensaciones dos veces. Ojalá todos pudieramos vivir "una primera vez" de las cosas que nos gustan dos veces.
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